Santiago de Chile -

30 de mayo de 2010

 
 
 
Mientras la petrolera British Petroleum (BP) prepara un nuevo intento de contener el vertido de crudo en el Golfo de México, que sería en todo caso sólo una solución parcial, la Casa Blanca considera ya la marea negra "posiblemente el peor desastre ecológico" de la historia del país. Tras anunciar el sábado la compañía el fracaso de su último intento de sofocar la fuga de crudo, un sentimiento claro de decepción rodeaba este domingo las declaraciones de las partes implicadas.
La propia BP, el Gobierno y los Estados afectados por la marea negra ya se plantean abiertamente que el derrame puede durar hasta agosto, cuando se completarán los dos pozos alternativos que se perforan en el suelo marino y que parecen ahora la única solución definitiva al problema.
La asesora de Energía y Medio Ambiente de la Casa Blanca, Carol Browner, admitió en declaraciones a la cadena de televisión NBC que el derrame es "posiblemente el peor desastre ecológico" de la historia del país. Peor aún que el naufragio del petrolero «Exxon Valdez» en Alaska en 1989, según explicó Browner.
Sin garantías de que funcioneLa asesora de la Casa Blanca advierte de que es posible que el crudo siga manando hasta agosto, cuando se completarán los dos pozos alternativos que perfora BP. El Gobierno "está preparado para lo peor", añadió.
La nueva estrategia en la que ya trabaja BP para contener el vertido prevé serrar, mediante submarinos robot, la tubería rota de la que mana el crudo y cubrir los restos con lo que es básicamente un gigantesco embudo, a través del cual se trasvasaría el petróleo a barcos en la superficie marina. Este intento tardará entre cuatro y siete días en poder ponerse en marcha. La petrolera precisa que no tiene garantías de que funcione, pues nunca se ha intentado a esa profundidad -1.500 metros- y el embudo no recogerá todo el crudo derramado.
Después que los científicos hayan corregido sus cálculos, se estima que la fuga alcanza entre los 12.000 y los 19.000 barriles diarios. El vertido comenzó el 22 de abril, tras la explosión de la plataforma petrolera Deepwater Horizon. Según publica este domingo el diario «The New York Times», BP ya arrastraba desde el año pasado preocupaciones sobre la seguridad del pozo, en particular la válvula que debía cerrarlo en caso de accidente -y que no funcionó en abril- y la envoltura de las tuberías.