Santiago de Chile -

4 de junio de 2010


  • Nadal es el único campeón de algún Grand Slam entre los semifinalistas
  • Sólo él es un verdadero especialista de la tierra batida
  • Soderling es el único que le ha batido en un partido sobre 'arcilla'
El tenista, un hombre solo, sin más armas que su raqueta, sin más recursos que sus habilidades técnicas, su sentido de la estrategia y su voluntad, sin nadie a su lado sobre quien apoyarse o descargarse de responsabilidad, de presión, camina siempre en busca de la armonía interior, del control de sus emociones, del equilibrio. Existen ejemplos, como el de Rafael Nadal, nacidos con esta virtud, o al menos han trabajado en ella desde temprana edad y en la dirección correcta. Otros, como Jurgen Melzer -su rival hoy en las semifinales de Roland Garros-, sólo encuentran la paz espiritual en el otoño de su carrera.


A un paso de la treintena, el segundo austriaco en la penúltima ronda de París tras la doble presencia de Thomas Muster en 1990 y 1995 ha reventado su techo profesional a fuerza de eso, de equilibrio. Melzer, como Federer, Safin, Almagro o Soderling, no ha hecho las paces consigo mismo sin ayuda externa. Detrás siempre hay un Lundgren, un Perlas o un Norman, un técnico con dotes de psicólogo.
El del zurdo Melzer es sueco y se llama Joakim Nystrom, número siete del mundo en 1986 y a su lado desde 2007. "A mí me gusta conversar, y Joakim es algo más que un entrenador, es un amigo, un confidente", comenta el jugador de Viena, número 27 del mundo al llegar a la Ciudad de la Luz para prender su tenis. "Gracias a Joakim soy más paciente, más regular. Me ha hecho creer en mí. Ha hecho de mí alguien responsable. Junto a él voy en la buena dirección".
Que nadie espere ver en él a un nuevo Muster. El Muster de hoy es Nadal. Al menos eso dice el campeón de 1995 en una entrevista con el diario 'L'Équipe'. “Cuando Rafa juega tengo la impresión de sentir lo mismo que él siente. Puedo predecir el siguiente golpe antes de su ejecución y por qué lo hace. Sé cuándo intenta abrir la pista y anticipo las tácticas que emplea en función del rival”, comenta. "Admiro a Muster por su lado guerrero, pero nunca fui un enamorado de su estilo", afirma Melzer, nunca antes más allá de la tercera ronda en Roland Garros y con apenas dos títulos (Viena 2009, en dura, y Bucarest 2008, en tierra) en ocho finales. "Mis referencias son Edberg, Stich o Rafter", aclara.
Buen servicio (acumula 41 'aces' en cinco partidos y ha sumado el 77% de los puntos jugados con el primer saque), sólido y agresivo desde el fondo de la pista con las dos caras de la raqueta, hábil con la muñeca –comenta que su golpe favorito es la dejada de revés- y efectivo en la red sin llegar a deslumbrar como sus tres ídolos de adolescencia, posee un repertorio completo con el que tratar de intimidar a Nadal. También un amuleto colgado del cuello: "Es un Mickey Mouse con un balón de fútbol", explica. "Mi novia lo tiene igual pero con Minnie. Me encanta el fútbol y además existe un paralelismo: los ratones corren rápido y yo me siento igual sobre la pista".
Mucho deberá acelerar el verdugo de David Ferrer y Novak Djokovic para resistir la intensidad y determinación del jefe de la tierra batida, 20 victorias consecutivas este año, 201 en toda su carrera por sólo 16 derrotas, una de ellas en Roland Garros, donde suma 36 triunfos en 37 encuentros y donde hoy aspira a conquistar su quinta corona –una menos que Borg- y su séptimo Grand Slam con 24 años recién cumplidos.

Soderling-Berdych

Poco antes de que los ‘flashes’ retraten a Nadal delante de una tarta de pega en la cafetería de los periodistas, tres pisos más bajo, en la sala de jugadores, Robin Soderling asoma por el restaurante y pide hamburguesa y pasta con tomate. Se sienta solo, come y se va. Viste pantalón corto, camiseta y chanclas. Ningún patrocinio visible. La escena es más propia de un turista en un hotel de la Costa del Sol que el de un tenista en la víspera de una semifinal de Grand Slam. Es de los pocos que no saluda a 'Guga' Kuerten, recién llegado a París.
Ese aspecto despreocupado, de Pedro por su casa, está justificado. Soderling está de moda en París. En la central de Roland Garros ha eliminado al campeón y número uno del mundo en años consecutivos. Nadal, en 2009, y Federer, en 2010, cayeron a martillazos. De nuevo se encuentra a las puertas de la final. En esta ocasión la oposición se llama Tomas Berdych. El checo de 24 años –uno menos que el sueco-, otro talento al que le ha costado manifestarse, se hizo en 2007 un hueco entre los 10 mejores del mundo (9º). Dos años antes había deslumbrado con su triunfo en el Masters de París-Bercy. Berdych, Federer aparte, era la gran amenaza de Nadal.
Berdych, otro carácter frío, ocupa hoy la decimoséptima posición en el 'ranking' y finalmente ha ganado un billete para las semifinales de un 'grande'. Y lo hace sin conceder un set, como Nadal. Soderling se encontrará con un espejo tres centímetros más alto que él. Un primer servicio potente, una derecha profunda y plana definitiva y un revés a dos manos capaz de sumar puntos. La movilidad de dos pesos pesados sobre la tierra batida jugará un papel importante. Ninguno se siente cómodo cuando cede la iniciativa del punto.

Finalistas españoles en Roland Garros

2008: Rafael Nadal (Campeón)
2007: Rafael Nadal (Campeón)
2006: Rafael Nadal (Campeón)
2005: Rafael Nadal (Campeón)
2003: Juan Carlos Ferrero (Campeón)
2002: Albert Costa (Campeón) y Juan Carlos Ferrero
2001: Alex Corretja
1998: Carlos Moyà (Campeón) y Álex Corretja
1997: Sergi Bruguera
1994: Sergi Bruguera (Campeón) y Alberto Berasategui
1993: Sergi Bruguera (Campeón)
1974: Manuel Orantes
1972: Andrés Gimeno (Campeón)
1964: Manuel Santana (Campeón)
1961: Manuel Santana (Campeón)