
Fabio Capello protesta ante una periodista gráfica por hacer fotos antes
del entrenamiento. (Efe)
"Por qué hacen ustedes esto?, ¿Por qué toman fotos de los vestuarios", les dijo Capello. "No, no hay excusas. ¨Qué se creen? Esto no es Gran Bretaña"," Así, a voz en grito. Y repitió tres veces ese 'por qué'. Tres 'why' con su peculiar acento de italiano 'vero', don Fabio. Fueron unos 50 segundos nada más, pero Los fotógrafos, a unos 20 metros de las ventanas, debieron recular, replegar sus teleobjetivos y agachar la cabeza. Fabio se había enfadado de verdad. Tras los gritos, llamó a su jefe de prensa para que despejara la zona. Precisamente la zona donde permite a diario la tarea de los periodistas.
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Hasta ahora, impulsado por los impecables resultados de la clasificación mundialista, había preferido cultivar una exquisita etiqueta. Nada más aterrizar en Londres, se dio un plazo de 100 días para hablar inglés. Y mal que bien, lo cumplió. Sumó victoria tras victoria y dotó al equipo de una identidad que no se conocía desde los tiempos de Bobby Robson, que dirigió con mano firme la nave desde 1982 hasta 1990. Desde entonces, ningún técnico se ha perpetuado tanto en el cargo. Capello, que la próxima semana cumplirá los 64 años, probablemente tampoco lo conseguirá.
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