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Los daños estructurales obligaron a desalojar una decena de prisiones y a trasladar a los reos a otros recintos, lo que ha agravado el sobrepoblamiento de las cárceles.
Una decena de cárceles quedaron inhabilitadas y once reos murieron a raíz del terremoto de 27 febrero pasado, tras el que se desataron fugas, incendios y desmanes, lo que derivó en la quema de documentación relevante y agudizó el hacinamiento en estos recintos.
Esta información está contenida en un documento conocido hoy y elaborado por la fiscal de la Corte Suprema Mónica Maldonado, acerca de las consecuencias que el fuerte sismo de 8,8 grados Richter del 27 de febrero tuvo en los penales del país.
Los daños estructurales obligaron a desalojar una decena de prisiones y a trasladar a los presos a otros recintos, lo que ha agravado el sobrepoblamiento de las cárceles, que en Chile alcanzó en marzo el 160,6%, según un informe revelado la semana pasada.
Además, el fuerte movimiento telúrico acabó con la vida de al menos once reos, cuatro de ellos a causa del desplome de techos y paredes y los demás alcanzados por disparos mientras intentaban fugarse.
Las prisiones más afectadas fueron precisamente las de las regiones sureñas del Maule y del Biobío, aunque también en los penales de la Araucanía, O"Higgins, Valparaíso y la Región Metropolitana se dejaron sentir las consecuencias del temblor.
En el Biobío, 269 presos se fugaron de la cárcel de Chillán, que ya no está operativa, y otros cuatro murieron en el intento.
En Coronel se produjeron incendios y desmanes que derivaron en la fuga de 60 internos, dos de los cuales fallecieron.