Es como si se hubieran acostumbrado a que por primera vez el mundo hablara bien de Colombia. “La gente empezó a venir, nuestro presidente –Álvaro Uribe Vélez- trabajaba 24 horas, todos viajamos por Colombia, país en el que nos sentíamos secuestrados. De repente un pequeño respiro, tras décadas de bombas. Éramos coca, narcos, guerrillas, matones, saldos en rojo. Y ahora somos esperanza”, le explicó a ABC Julia Leguizamón, una médica de 40 años que el año pasado compró su primera casa e invirtió de nuevo.
Mañana domingo, 30 de los 44 millones de colombianos, saldrán a votar en unas elecciones de infarto porque los dos punteros están empatados. Juan Manuel Santos, candidato oficialista, ex Ministro de Defensa, artífice de importantes golpes a las guerrillas, promete continuar con el legado de Uribe y gobernar con pulso firme hasta el 2014. Lo paradójico es que compite con un antagonista, Antanas Mockus, matemático, filósofo, exitoso Alcalde de Bogotá. Mockus transformó una ciudad caótica y violenta en una urbe con normas, con reglas del juego claras, con civismo. Eso es lo que él propone: leyes, ética, no atajos, trabajo arduo en cambiar valores, ir pegados a la Constitución.